El papel de la rehabilitación en el tratamiento de la espasticidad es de vital importancia para mejorar la calidad de vida de los pacientes. La espasticidad es un trastorno neuromuscular caracterizado por un aumento del tono muscular y contracciones involuntarias, lo que puede resultar en rigidez y dificultad para moverse.

La rehabilitación se enfoca en desarrollar un plan de tratamiento individualizado que incluya ejercicios de estiramiento, fortalecimiento y movilización para reducir la espasticidad, mejorar la función motora y facilitar la independencia en las actividades diarias. Además, los terapeutas pueden enseñar técnicas de autocuidado y estrategias para mejorar la movilidad, así como el uso de dispositivos de asistencia. La rehabilitación no solo ayuda a mitigar los síntomas de la espasticidad, sino que también contribuye a prevenir complicaciones secundarias y promueve la participación activa del paciente en su proceso de recuperación.